Saturday, January 21, 2006

El Sello de una Identidad*

Con una mayoría algo superior a la que obtuvo el Presidente Ricardo Lagos, Chile colocó un importante sello a su historia republicana. Por primera vez, una mujer será la Presidenta de todos los chilenos, con la serie de implicancias que este hecho tiene para el país, la gente y la alianza de centroizquierda que la apoya, más conocida como Concertación.

Todo comienza cuando Michelle Bachelet y su equipo deciden rescatar la simpleza y humanidad como elementos de campaña. Otra forma de liderazgo, más femenino, que no está marcado por quién golpea más fuerte la mesa, sino por quien es capaz de comprender y hacer más amable el gobernar. Así fue como surgió una candidatura ciudadana, que no puso el énfasis en las promesas electorales, sino en un compromiso de representación, en un marco de gobierno participativo.

Las dudas a sus capacidades no se hicieron esperar, pero la fortaleza de su estrategia, y este nuevo estilo de liderazgo, se sobrepusieron, manteniendo la confianza de la ciudadanía y demostrando la efectividad del proyecto.

Es importante destacar que desde hace ya dos elecciones que la derecha chilena está intentando llevar a cabo un cambio en la manera de hacer política. Un llamado a votar por personas y no por partidos le ha sumado popularidad a ciertas personalidades, pero no ha sido un argumento suficiente para ganar.

Con Michelle Bachelet triunfó un verdadero pacto: la Concertación. Siendo la política un juego de opciones imperfectas, es preciso contar con las alianzas necesarias para lograr mayorías y garantizar una gobernabilidad. Los chilenos creen en las personas, pero más aún, demostraron en esta segunda vuelta que confían en un proyecto país de izquierda, liderado por una mujer y respaldado por una serie de partidos políticos que conforman la Concertación.

Es de esta forma como surgen los conceptos de continuidad y cambio dentro del plan de gobierno de Michelle Bachelet, el cual pretende profundizar los logros obtenidos en los tres anteriores gobiernos de la Concertación, además de seguir trabajando por los nuevos desafíos y problemas pendientes del país, con creatividad, caras nuevas y entusiasmo.

Con el gobierno de Ricardo Lagos quedó saldada aquella cuenta que se arrastraba después de la experiencia socialista de Salvador Allende. La izquierda socialista puede llevar a cabo un proyecto exitoso de gobierno. Hoy es Michelle Bachelet quien tiene la misión política de sellar esa identidad de izquierda chilena, mostrándola a América Latina y al mundo como un proyecto viable y próspero. Con dificultades, como todo camino que se recorre, pero con la convicción de que es un proyecto que no se acaba y que gracias a su constante cambio y movimiento es por lo cual puede trascender.

La Jornada - México
Parte de columna publicada con Gustavo Gordillo, titulada "Cómo no Perder el Alma"


1 comment:

Anonymous said...
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