En octubre se cumplen 40 años de uno de los momentos más trágicos y dolorosos de la historia contemporánea en México. El escenario: Tlatelolco. Un lugar histórico. Un lugar capaz de contar varias historias a la vez. Un lugar que debe ser recordado por todos y en un momento como éste, siempre es bueno conocer un poco más sobre qué es y qué representa este lugar a veces difícil de pronunciar.
Estamos hablando de uno de los barrios más antiguos de Ciudad de México. Lugar cargado de historia, que para contarla mejor, pasemos por alto el orden cronológico y situémonos por un momento en el 02 de octubre de 1968, a días de la inauguración de la XIX versión de los Juegos Olímpicos en México.
La combinación de fuerzas políticas generaba un tenso ambiente social. Distintos sectores de la sociedad se sumaron a las protestas por mayores derechos de los estudiantes de la época, los mismos que llevaron a cabo una manifestación en la hoy conocida como Plaza de las Tres Culturas, que terminó en uno de los acontecimientos más tristes, dolorosos e infaustos que ha vivido México.
Cientos de personas protestando en la plaza. Muchos otros aún no llegaban y el ejército, sí el ejército, en un acto de inteligencia militar y torpeza política, social y sobre todo carentes de sentido de la humanidad, cercaron eficazmente a sus compatriotas. No lo pensaron dos veces. Y sin dejar entrar a familiares, amigos y conocidos, abrieron fuego, comenzando así, la peor y más repugnante matanza de la historia contemporánea de este país.
Algunos de los nombres de los caídos son recordados en un monumento que narra también la inaceptable reacción de los medios de comunicación, quienes al día siguiente, dominados por el gobierno, tuvieron la desfachatez de titular con el maldito informe del tiempo.
Memoria dolorosa y recuerdo impotente por no volver a ver a los compañeros caídos. La plaza al día siguiente estaba impecable, como si nada hubiera pasado. Pero ahí está también la Iglesia de Santiago, la primera en América en memoria de este apóstol. Construcción que fue testigo del violento escenario y de cómo una bomba descubrió que bajo ese mismo sitio, estaban las ruinas de un lugar sagrado de Tlatelolco, ciudad prehispánica, vecina de Tenochtitlán.
Plaza de las Tres Culturas. Su nombre representa tres diferentes épocas de la historia mexicana. Las prehispánicas ruinas donde se practicaban sacrificios humanos. El colonial Convento de Santiago, que además fue usado como cárcel. Y el contemporáneo recuerdo del movimiento del 68 que por estas fechas se recuerda con un profundo dolor. Una herida que aún no se cierra.
Tlatelolco son tres momentos en un mismo lugar. Tres contextos en un espacio reinado por el silencio de la memoria y las pocas personas que en un simple recorrido pueden sentir las tres etapas más importantes de la historia de México. Recordemos este mes la Plaza de las Tres Culturas, para que no nos olvidemos de nuestras raíces. Para que no olvidemos los trágicos hechos del 02 de octubre de 1968. En definitiva, para fortalecer nuestra identidad y avanzar hacia un país mejor.
Diario de Nueva York
28 de septiembre 2008
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Sunday, September 28, 2008
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