La Asamblea de Parlamentarios de América Latina, el Caribe y Europa acordó mejorar la cooperación. En una reunión en Cuenca, Ecuador, se refirieron a establecer una “cooperación plena” en asuntos vinculados a seguridad, defensa, lucha contra el narcotráfico, terrorismo y trata de personas. Excelente noticia, pero sin duda, estamos frente a un foro de conversación que se queda corto al no incluir temas que contribuyan a solucionar estos mismo problemas, pero con una mirada de largo plazo.
Según el Informe de Desarrollo Humano 2010, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es la desigualdad un problema persistente en América Latina, la cual traspasa generaciones y se reproduce en una baja movilidad socioeconómica. Según este mismo estudio, la desigualdad se produce a partir de restricciones, las cuales se expresan en falta de oportunidades para surgir.
En términos más concretos, esas faltas de oportunidades se reflejan en por ejemplo, aquella historia narrada por un Diputado Federal de México, quien durante su campaña, mientras hacía visitas puerta a puerta y conversaba con la gente del Estado de Guerrero, un joven de aproximadamente 15 años le pidió empleo una vez que llegara a ser legislador. A esto el candidato le preguntó si no estaba estudiando, y el joven le respondió que no tenía recursos para ir a la escuela, pero estaba evaluando las oportunidades que le ofrecía el narco. Con ellos podría recibir un celular y un arma, y tendría una proyección clara en cuanto a crecimiento económico, de acuerdo a los bonos que obtendría por el número de personas que mate y si estos crímenes incluyen llevarle la cabeza de la víctima a su jefe.
En conclusión, podemos decir que la situación es muy clara. Si bien los planes de seguridad, lucha contra el narcotráfico y terrorismo, entre otros, son extremadamente necesarios, todos los gobiernos de América Latina y el Caribe no pueden seguir abordando estos asuntos como si éstos fueran a desaparecer el mismo día en que ellos terminen sus períodos gubernamentales. Pensar así es una negligencia política inaceptable.
Los planes de acción inmediatos, como los presentados en la Asamblea de Parlamentarios de América Latina, el Caribe y Europa, son necesarios, pero deben ir acompañados de un trabajo que realmente impulse los sistemas educativos en la Región en todos los niveles. Solo así podremos ofrecer más oportunidades a nuestros jóvenes, para combatir desde la raíz los problemas de crimen, superar las desigualdades que impiden el crecimiento y llevar a nuestras economías, sociedades y políticas a un siguiente nivel de desarrollo.
El Diario de Nueva York
19 de noviembre de 2010
Friday, November 19, 2010
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