Rapa Nui o Isla de Pascua. Uno de los poco lugares en el mundo en donde es posible encontrar un recibimiento tan especial. Basta solamente bajarse del avión, entrar al aeropuerto y ya comienza el primer acercamiento con los isleños, a través del regalo de un collar que desde ese día marca tu pasada por la Isla.
En mi calidad de apasionado por conocer nuevos lugares y realidades, me llamó mucho la atención la calurosa acogida a los desconocidos. Fueron pocos los pasos ya fuera del aeropuerto para que se acercaran diferentes personas para invitarme a mí y a mis acompañantes, a recorrer la isla y a en definitiva empaparse con esta cultura de cientos de años, parte del Estado chileno y que muchas veces representa un mundo desconocido para nuestros compatriotas, quienes más allá de asociar a la Isla con una botella de pisco con un moai, mucha idea no se tiene de este lugar.
Es curioso y a la vez muy interesante que a menos de un día de estar por primera vez en Isla de Pascua, ya estábamos en la plaza principal, almorzando un curanto con toda la gente del pueblo. Solo tuvimos que llevar nuestra hoja de plátano para usarla como plato, una botella de vino en agradecimiento y sentados en el pasto, comiendo con la mano, comenzamos a conocer a este singular pueblo. Una situación capaz de dejar perplejo a cualquiera. Solo basta imaginarse visitar por primera vez cualquier otro lugar turístico de Chile y verse al primer día comiendo y conversando con la gente del pueblo. Algo poco frecuente.
Rapa Nui no tiene semáforos. Tampoco grandes construcciones. Uno puede visitar los diferentes moais de la Isla, los mismos que hoy están de candidatos a formar parte del selecto grupo de las 7 maravillas del mundo, y no hay ni un resort a su lado. Ni una tienda comercial, ni tampoco vendedores correteando a los turistas para que les compren algún souvenir. Simplemente uno se encuentra con los monumentos y un pequeño pedazo de madera que explica el nombre y una breve historia de lo que se está presenciando.
Pero detrás de esta simpleza para conservar sus monumentos, sumado a la gran hospitalidad hacia quienes visitan la Isla, se esconde un tremendo resentimiento. Los rapa nui son también chilenos, pero hablan de su país como algo lejano y muchas veces con un toque de desprecio. Claro, fueron los chilenos quienes llegaron a la isla y a punta de fusiles reordenaron el sistema tribal que imperaba. Luego, a partir de un acuerdo de caballeros, Rapa Nui procedió a conceder su soberanía al Estado chileno.
En una entrevista que tuve con el Alcalde de Isla de Pascua, el democratacristiano Pedro Pablo Edmunds Paoa, me comentó que ellos sí han cumplido con su parte del acuerdo, pero Chile no. Por lo mismo, los rapa nui reclaman mayor respeto a su cultura, lo cual no es más ni menos que mayor autonomía para decidir ellos el rumbo de su desarrollo y evolución.
Por otra parte, insistiéndole al alcalde, le pregunté cómo se podría lograr una mayor integración entre Chile continental e Isla de Pascua. Su respuesta fue certera: “matando a todos los Rapa Nui”, argumentando en seguida que no habrá ni una posibilidad de que Chile pueda cambiar la idiosincrasia, sistemas y visión de la vida que tienen los pascuenses.
En conclusión: Rapa Nui hoy, a través de su alcalde, tiene una interesante oferta al Gobierno de Chile, la cual apunta a la idea de potencia la isla como centro de reuniones internacionales, y centro de investigación científica. Una iniciativa que puede ser tremendamente beneficiosa para las dos partes y que realmente significa un acercamiento, pero que claramente tiene que estar basada en un acuerdo que apunte hacia la integración.
Por otra parte, no solo con Isla de Pascua, sino con todo el país, el gobierno de la Concertación tiene la dura misión de profundizar aún más su democracia territorial. No es aceptable el nivel de centralización con el que se cuenta. Fomentar la participación ciudadana es un buen avance, pero no debemos olvidar que esa idea viene de un diagnóstico que habla sobre las ganas de los chilenos por ser partícipes y dueños de su futuro, independiente del lugar de Chile en donde vivan.
La extrema centralización, ese acaparamiento de poder en pocas manos debe cambiar. Creo que sería recomendable que en su próximo viaje a Rapa Nui, las autoridades gubernamentales de Chile, visitaran el volcán Terevaka y pudieran apreciar desde la cima la espectacular vista que muestra 360 grados de horizonte y darse cuenta de que es eso lo que se necesita dentro del propio país.
La Nación - Chile
09 de mayo 2007
Wednesday, May 09, 2007
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